Владимир Андерсон "Homo Ludus. Spanish edition"

El dios sin rostro de la Memoria es tan humilde que nadie conoce su nombre. Huitzilopochtli Dios de la Guerra, tan cansado de la guerra que sólo busca la paz. La diosa Kitsune, que ha recibido tantas máscaras de otros que ha olvidado su propio rostro. Los dioses no son perfectos, pero siguen siendo dioses, y gobiernan a los humanos. Y, por supuesto, comparten el mundo entre ellos. *** "Homo ludus" es una aguda novela filosófica que explora las complejas cuestiones de la conciencia humana en el mundo moderno y la relación del hombre consigo mismo como individuo independiente. *** "Homo ludus" de W. Anderson es nuestra respuesta a "Canción de hielo y fuego" de J. Martin y "American Gods" de N. Gaiman.

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Homo Ludus. Spanish edition
Владимир Андерсон

El dios sin rostro de la Memoria es tan humilde que nadie conoce su nombre. Huitzilopochtli Dios de la Guerra, tan cansado de la guerra que sоlo busca la paz. La diosa Kitsune, que ha recibido tantas mаscaras de otros que ha olvidado su propio rostro. Los dioses no son perfectos, pero siguen siendo dioses, y gobiernan a los humanos. Y, por supuesto, comparten el mundo entre ellos. *** "Homo ludus" es una aguda novela filosоfica que explora las complejas cuestiones de la conciencia humana en el mundo moderno y la relaciоn del hombre consigo mismo como individuo independiente. *** "Homo ludus" de W. Anderson es nuestra respuesta a "Canciоn de hielo y fuego" de J. Martin y "American Gods" de N. Gaiman.

Владимир Андерсон

Homo Ludus. Spanish edition




Prоlogo

en un pa?s donde la gente era infeliz y se alegraba de sufrir en vida, con la esperanza de obtener lo que deseaba despuеs de la muerte. Esto le resultaba muy extra?o a Daikoku. En su Japоn natal, la gente sab?a que no ten?a derecho a la felicidad, pero tambiеn sab?a que algunos la consegu?an. Sin embargo, el propio Daikoku siempre andaba por ah? con el ce?o fruncido y descontento. Nadie deber?a saber cuаnta felicidad tiene ahora toda la gente. Despuеs de todo, no hay mercanc?a mаs cara, y todos querrаn tenerla. Y todos querrаn mаs. Y entonces еl necesitar?a tantos recursos que nunca poseyо… Por eso el dios de la felicidad era conocido por ser el mаs avaricioso entre todos los dioses.

Pero en el saco de arroz mаgico que llevaba sobre los hombros hab?a una rata vieja y sabia, s?mbolo principal de la riqueza. Y fue esta rata la que royо agujeros en la bolsa de arroz. Y el arroz cayо al suelo, dando a la gente la felicidad que cre?an no merecer. Y nadie mаs que la rata y el propio Daikoku sab?an que ni un solo agujero fue ro?do por accidente, ni un solo arroz cayо por accidente: todas las personas que recibieron el arroz mаgico fueron elegidas de antemano y con mucho cuidado. Y no por la felicidad que merec?an, sino por lo dispuestos que estaban a preservar esa felicidad.

Y entre la gente de Krakozhia, Daikoku vio muy pocas personas que quisieran ser felices, y a?n menos que estuvieran dispuestas a apreciar su felicidad. Pero lo que mаs le sorprendiо de todo fue que la peque?a fracciоn que ten?a felicidad pronto iba a perderla tambiеn. Esas cosas Daikoku las sab?a de antemano que todos los dioses. Porque hab?a visto cuаnta felicidad perder?a la gente. Porque la felicidad era mаs fаcil de perder que cualquier otra cosa.

Gustav

Gustav ten?a casi mil quinientos a?os, y en toda su vida nunca hab?a visto a alguien como еl vivir tanto tiempo, y vivir del sufrimiento ajeno.

Naciо en Irlanda, donde los habitantes se llamaban celtas y adoraban a la diosa Danu, antepasada de los dioses que gobernaban la isla. No le gustaba esa religiоn, en la que sus fieles no cre?an en el amor como algo omnipotente, sino que se limitaban a considerarlo una de las manifestaciones de los sentimientos humanos.

Al principio, Gustav mataba mаs por necesidad que por placer, y ni siquiera sent?a que hubiera nada especial en ello. Pero pasaron los siglos y apareciо el cristianismo, y luego sus ramificaciones, en forma de luteranismo y, sobre todo, el calvinismo, una rama del protestantismo en la que la principal intenciоn de Dios era glorificarlo. En el calvinismo Dios no era bueno y no iba a salvar a todos de la hiena de fuego, Еl determinо inicialmente quiеn es elegido y merece el derecho a gobernar, y quiеn es insignificante y debe sufrir la desgracia y la humillaciоn, y todo lo que sucede, es sоlo entonces para glorificar Su gran Voluntad y Poder. Los elegidos cumplen esta Voluntad.

Gustavo se consideraba a s? mismo como un elegido, siguiendo los principios de Calvino mientras exterminaba a cualquiera que pudiera considerar despreciable.

Cuando este movimiento a?n estaba en pa?ales, Gustav viajо a Suiza y participо en los juicios a los "herejes" (y quiеn era hereje ya no lo defin?a la Iglesia

catоlica, sino Jean Calvin), que tambiеn fueron quemados en la hoguera, pero por pensamientos exactamente opuestos.

A Gustavo no le gustaba quemar, sino hablar con los condenados, darles esperanza, aunque no importara cuаl fuera -quizа comprensiоn o simpat?a, que la vida no era en vano- y luego quitarles esa esperanza reprochаndoles en secreto y haciеndoles sentir culpables, vaciаndoles as? de vida incluso antes de su agon?a de muerte en el humo de la hoguera. Este juego de buenos y verdaderos le gustaba mucho mаs que las simples acusaciones de disidencia y error espiritual, cuyo objetivo era simplemente consolidar el nuevo poder antipapal y hacer que еste reconociera su еxito en un solo pa?s.

Gustav pensо que ni siquiera estos nuevos inquisidores comprend?an del todo el significado de su posiciоn. Sоlo quer?an acusar a alguien y condenarle, mostrando as? su poder, sin darse cuenta de que la persona que mor?a se dar?a cuenta de que ten?a razоn y era pura ante todos y, sobre todo, ante s? misma. Pero exprimirle todo el jugo, confundirle y obligarle a morir desesperado por la desesperanza y el vac?o de su vida, eso era lo que Gustav quer?a, y eso fue lo que consiguiо.

Pronto, desilusionado con el propio Calvino, se convenciо cada vez mаs de sus ideas, a?adiеndolas y reforzаndolas. "Los ni?os son inmundicia", dec?a Calvino; el vampiro discrepaba: "Los ni?os no son inmundicia, son un regalo. Son uno de los regalos mаs dulces que se le pueden dar a un hombre junto con una alegr?a indescriptible, sоlo para quitаrselos y dаrselos al mismo hombre para causarle un sufrimiento a?n mаs indescriptible e imposible y para volverlo loco con su propio vac?o reciеn descubierto".

Gustav ten?a hoy una cita con una nueva conocida. Se llamaba Catherine. Su padre era diplomаtico francеs, as? que hab?a pasado toda su infancia en un internado semicerrado donde la mitad de los ni?os no hablaban ruso.

Ya adulta, Catherine empezо a escribir, y ahora varias revistas de la capital publican sus art?culos sobre la familia, los ni?os y los perros. Estos ?ltimos eran sus preferidos, y le encantaban los perros de todo tipo y, sobre todo, por el amor real y sincero que sent?an por sus due?os. Ella misma sоlo hab?a criado hasta ahora un perro salchicha de pelo corto, pero en el futuro quer?a tener varios mаs. No sab?a si era por miedo a responsabilizarse de otro ser vivo o por indecisiоn a la hora de elegir una segunda raza; hab?a muchas razones, pero en realidad no se atrev?a a hacerlo. Este rasgo era muy fuerte en su carаcter – siempre ten?a miedo de cometer errores, y probablemente porque hab?a pocos errores en su vida; no hab?a lugar para cometerlos en vano. Su padre siempre estaba ah? para asegurarse de que su vida estuviera siempre llena de decisiones correctas.

Este sаbado fue invitada a comer por un nuevo conocido que la semana anterior le hab?a concedido una magn?fica entrevista sobre el tema de la cr?a y el adiestramiento de labradores. Gustav le ca?a bien no sоlo por su aspecto caracter?stico de Europa occidental y sus modales corteses, sino tambiеn por su asombroso conocimiento de los perros en general y de los labradores en particular. Nunca hab?a o?do tantas cosas nuevas e interesantes en una conversaciоn, y el redactor jefe ya hab?a decidido poner el art?culo en la columna central del siguiente n?mero. Ademаs, Kathryn estaba fascinada por la actitud vital y radiante de Gustav ante la vida, que pensaba que empezaba a impregnarse tambiеn en ella.

Fue la primera en llegar. Se sentо en la mesa auxiliar y pidiо un vaso de agua. Ahora mismo lo que mаs le preocupaba eran sus zapatos. Llevaba toda la semana pensando en lo que se pondr?a para la reuniоn: un vestido azul claro, largo y ajustado, con un peque?o escote y los hombros cubiertos, de seda tan fina y

ce?ida que los dibujos de su sujetador pod?an verse desde el escote, y unas medias transparentes que le daban un aspecto despampanante. Se hab?a peinado por la ma?ana para poder contemplar los rizos de su larga melena negra antes de salir. Todo estaba impecable, excepto los zapatos, unos zapatos turquesa de tacоn alto, perfectos en este caso, ligeramente necesitados de reparaciоn. Catherine rara vez se los pon?a debido a los fin?simos tacones de aguja, y la ?ltima vez que se los hab?a puesto se hab?a golpeado con una grieta en el pavimento.

el estilete comenzо a tambalearse, y cuando estaba destinado a caer, sоlo se pod?a adivinar.

Era demasiado tarde para volver a cambiarse, as? que saliо temprano para poder ir andando hasta el coche y llegar a la cafeter?a.

Ahora, mientras esperaba, el agua le parec?a una especie de bebida calmante.

El agua le humedec?a la garganta, la refrescaba un poco, le daba paciencia.

Gustav apareciо. Alto, apuesto. Llevaba traje y una camisa de seda roja que le sentaba de maravilla, con botoncitos que parec?an rub?es mаgicos de cuentos de hadas extranjeros. Estaba radiante.

"Hola", Catherine sonriо y se puso de pie por alguna razоn. Ten?a el pecho apretado y el corazоn le lat?a tan fuerte que parec?a que se le iba a salir por las orejas.

"Hola, Katherine", la voz de Gustav era segura, y sus ojos acogedores parec?an capaces de calmar incluso a un leоn medio asustado y hambriento que acababa de derrotar a una manada de hienas. Se llevо la mano a los labios y la besо suavemente, notando que la chica estaba entumecida.

"?Quieres sentarte?" – Gustav sonriо. – Hazlo bien, no hay verdad en los pies, por supuesto, pero no puedo sentarme ante ti".

"Ah, s?", riо Catherine con ligereza, sentаndose de inmediato y colocando las palmas de las manos juntas frente a ella, sujetando el borde de la mesa con los pulgares.

"?Llevas mucho tiempo esperаndome?"

"Bueno, hace cuаnto… un par de minutos". – Su mano derecha se apartо distra?damente un mechоn de pelo del hombro y lo dejо caer sobre la mesa. Su pie derecho, que llevaba el mismo tacоn de aguja medio roto, se levantо ligeramente por el talоn y, tras avanzar unos cent?metros hacia la derecha, volviо a apoyarse en el suelo.

"Sabes, me preocupaba llegar tarde y hacerte esperar."

"No. ?Quе eres? Casi acabo de llegar". – contestо la chica, y luego mirо involuntariamente a la mesa. Sobre ella hab?a tres vasos de agua vac?os, manchados cien veces y por todos lados por los dedos y con marcas de carm?n en los bordes. "?Quе tonta! – pensо. – Ahora pensarа que o miento o bebo agua como un camello… Y luego estа esa horquilla… Ya me he pegado medio escupitajo intentando arreglarla. No puedo creer que me olvidе de eso. El lаpiz labial

tambiеn. La mitad sigue en las gafas. Es tan barato. Debo haberlo limpiado de mis labios. ??Se supone que tengo que maquillarme delante de еl ahora?!"

"?Cоmo estа tu art?culo? ?Estа bien?" – preguntо Gustav. Su aspecto mostraba que todo iba bien, y cada una de sus palabras rebosaba calma y confianza.

Catherine sonriо: "No pasa nada… De hecho, el editor estaba encantado. Han decidido ponerlo en la secciоn principal del prоximo n?mero… Nunca en mi vida he conocido a nadie capaz de hablar de algo de forma tan interesante. ?Cоmo demonios sabes tanto de perros?".

Gustav le devolviо la sonrisa, entrecerrando ligeramente los ojos. Parec?a muy hermoso y atractivo. Era como si compartiera la luz del sol y el calor en una sombr?a cueva de hielo con gente que hab?a olvidado lo que era la alegr?a.

"Kathryn, es una larga historia… Pero, en pocas palabras… Hace unos a?os viv?a en Canadа, cerca de Montreal. Ten?a una casita junto a un bosque, y un centro canino a mi lado. Una noche no pod?a dormir. No sе por quе. Simplemente no pod?a dormir. Pensе, bueno, al menos voy a dar un paseo. Tomar un poco de aire fresco. Es mejor que estar tumbado en la cama… Me vest?, sal?. Y entonces o? unos ladridos. Veo un cachorro. Es sоlo un cachorrito. Estа tumbado en mi valla. Un cachorro labrador. Es peque?a, de color pаlido. Por lo visto, se escapо del centro… Pero yo no pod?a devolverlo, o mаs bien a ella, claro… Pero ten?a que ir a pedirles consejo todo el tiempo. Y los especialistas de all? resultaron ser, ya sabes, de quе clase. Lo he estado haciendo desde entonces.

La chica le escuchaba con la boca abierta. Era tan agradable darse cuenta de que hab?a sucedido por el feliz destino. Era tan agradable darse cuenta de que hab?a sucedido por casualidad. Y que esa casualidad les hab?a unido por fin a ella y a еl.

"?Dоnde estа ese perro ahora?"

"Catherine". Conmigo, claro que s?. Dоnde si no… Oh, y tengo que pedirte un favor…"

Sonо el telеfono.

La chica buscо frenеticamente su bolso. A mitad de camino, por fin recordо que su telеfono mоvil estaba en otro bolsillo. Hablar no ser?a necesario, pero era su padre.

Empezaron a hablar, por supuesto, en francеs. Catherine pensо que era posible convertirlo en una ventaja, creyendo ingenuamente que Gustav no conoc?a este idioma – de hecho, sоlo ayudо a cavar su propia tumba.

"Bueno ahora      . – pensо Gustav. – Habla con tu papа y tendrаs un perrito

troyano… Sigue so?ando. Has encontrado al amor de tu vida      No tienes ni idea de

lo que realmente te mereces por lo que has hecho. Estoy seguro de que no pensarаs en el estilete de tu zapato derecho      Tienes un aspecto tan dulce que has

dejado boquiabierta a mucha gente; es una pena que no puedas llamarlos para que vean tu acto final, ser?a mucho mаs efectivo      Me lo har?a con tu padre por

separado, pero no merece mi tiempo. Probablemente considere semejante belleza uno de sus principales logros en la vida: ni los pechos, ni los labios, ni nada han sido operados – son reales. Habr?a notado enseguida una falsificaciоn ".

Como si sintiera una exigencia mental de colgar el telеfono y, diciеndole a su padre que estaba en un cafе con un chico del que estaba locamente enamorada, y del que parec?a haberse enamorado, apagо el telеfono por completo.

"Era papа el que llamaba. – La chica hablо en tono de disculpa. – Le dije que estaba con mis amigos. Para que no hiciera muchas preguntas ahora. Conoce a mis amigos, no les gusta esperar a alguien".

"A quе clase de mujer le gusta esperar". – replicо Gustave, y pensо. – "?Por quе mientes por nada? Podr?as haber dicho simplemente que estabas en un cafе y ocupada. Cuаnta gente cree que mintiendo la verdad resulta mаs convincente…

Vuelve a preguntarme por la peticiоn y habrе terminado contigo por hoy. "S?. Tienes razоn. Supongo que no del todo      ?Quе dijiste de preguntar?"

"Ah, s?. Gracias por recordаrmelo. A esa peticiоn tampoco le gusta esperar. Estа en el coche". – Gustav se levantо y extendiо la mano con la palma hacia arriba a la chica. Tras una pausa escеnica, Kathryn apretо su mano entre las suyas, se levantо y le mirо a los ojos muy de cerca, ya sin sonre?r. Nunca se hab?a sentido tan tranquila y bien en su vida.

"Me merezco a este hombre. – decidiо Catherine mentalmente. – Toda mi vida no he tenido mаs que cobardes, y nada sale bien. Todo es por еl. Sоlo para poder tenerlo en mi vida. Serа m?o".

Arrojando dos grandes billetes de dinero sobre la mesa, Gustav tocо la cintura de la chica con las palabras "vаmonos" y la guiо hacia la salida y еl mismo la siguiо.

Un poco mаs lejos de la salida, en el patio, estaba su enorme Cadillac Escalate negro. Cuando se puso detrаs del coche, abriо el maletero, y all?, en una peque?a bolsa para mascotas, hab?a un peque?o labrador oscuro como la noche, de menos de un mes.

"?Quе milagro! – susurrо emocionada Catherine, tapаndose la boca con las palmas de las manos.

"S?. Tiene tres semanas. Fue el ?ltimo de los cinco en salir. Se podr?a decir que es mi nieto mаs joven. Y, a decir verdad, probablemente mi preferido… Regalе los otros a unos amigos que llevaban mucho tiempo pidiеndome un cachorro, y decid? quedarme con mi preferido. Pero ahora estoy de viaje de negocios y alguien tiene que cuidar de еl. Puedes cuidar de еl. Sоlo son 7 d?as mientras estoy fuera.

"Bueno, no tengo palabras. Es tan adorable. ?No bromeas? Es tan adorable". "?De verdad voy a burlarme de ti, Catherine. Por supuesto que lo digo en serio.

Me har?as un gran favor".

"?Quе eres! ?Por supuesto que estoy de acuerdo! ?Cоmo puedes rechazarlo?" – Ya le parec?a que era el d?a mаs feliz de su vida.

"Gracias, Catherine. Ahora mismo no tendr?a tiempo para еl. Demasiado trabajo mientras estoy fuera".

Gustav se ofreciо a llevarla a casa y ella aceptо. Aunque tendr?a que ir aparte a buscar su coche, que estaba aparcado enfrente del cafе. Para ella era importante no volver sola a casa ese d?a.

Durante el trayecto, le hablо de su estancia en Аfrica, en Zanz?bar, de las costumbres locales y de en quе se hab?a convertido la isla, y de que ir?a all? si tuviera la oportunidad.

Gustav estuvo all? en 1896. Consiguiо persuadir a Bargash, el gobernante local, para que entrara en conflicto con el Imperio Britаnico. Hac?a tiempo que еl mismo deseaba algo mаs, pero su inteligencia restante le hab?a impedido hacerlo hasta que se descubriо su debilidad.

"Mira lo que dejas atrаs. – "Gustav segu?a diciеndole. – Necesitas poder. Hazte con еl, luego expаndelo, y nosotros te ayudaremos con eso… Ya conoces el sentido de una herencia. ?Quе les dejarаs a tus hijos?"

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